Existe una ley en el estado de Bayern y en nuestro vecino Baden-Württemberg, ambos de mayoría católica, que prohíbe bailar en días concretos («Tanzverbot«). En otras palabras, una discoteca, por ejemplo, no puede abrir esos días por motivos religiosos por ley. Desconozco si se permite el ballet, las academias de baile, meter los dedos en un enchufe o menear a la Macarena al son de Pasan los Campanilleros.
Como uno de esos días es el Viernes Santo («Karfreitag«), en estas semanas se suceden las tradicionales protestas para derogar una absurda ley que impone las creencias religiosas fundamentalistas de algunos iluminados al resto de la población.
Por ello no estaría mal que, la noche del próximo viernes 21 de marzo, todo aquel que se encuentre un bar o discoteca abiertos, que pasee por la calle o que simplemente se quede en su casa, se ponga en pie y se lance a bailar el brikindans, el crusaíto, el maiquelyason y el robocop.