En Xi’an, el concepto de «paso de cebra» aún es un gran desconocido. Cualquier calle es un circuito de Nascar donde los coches buscan el mejor hueco en cualquier carril y marcan las distancias a golpe de claxon. Cruzar la calle es un deporte de muy alto riesgo.
Los taxistas son presuntos asesinos asustaviejas que se lanzan contra las (muchas) bicicletas destartaladas de los que pedalean (me temo que no por deporte ni por ecologonismo neo-jippy). Al menos la carrera es barata: 15~20 yuanes (=1.5~2€) por cruzar la ciudad de punta a punta durante media hora. Junto a coches que se caen a pedazos, circulan los últimos modelos de alta gama de BMW y Audi.
La celebración del domingo resultó ser exactamente fin de anyo chino. Al parecer, los fuegos artificiales masivos se deben a liquidación de stock por estas fechas, cuando una traca tamanyo Ariane 5 se vende por 20 yuanes.
La moneda también se conoce como RMB (Renminbi), que viene a significar el «dinero de la gente», supongo que para diferenciarlo de la Visa Oro, el «dinero de la gente que no se mancha las manos con billetes sucios».
Y hablando de dinero, el sueldo medio en esta ciudad es de unos 15.000 yuanes (1.500€) al anyo. Un almuerzo con bebida pero sin postre (que parece que no es costumbre) cuesta unos 5 yuanes.
Cambiando de tercio, a continuación la Pagoda del Ganso Salvaje y la Torre de la Campana, dos de las atracciones turísticas más típicas de Xi’an, porque soy turista, porque yo lo valgo y porque no me atrevo a sacar la cámara en otras zonas de la ciudad.