Primero fue la música, con la aparición del códec MP3 del Fraunhofer Institut, que provocó una revolución al hacer unas 10 veces más compactos los archivos de audio sin merma notoria de calidad.
Luego le llegó el turno al vídeo, cuya difusión se facilitó enormemente gracias al adelanto tecnológico de las líneas DSL y el códec MPEG4.
Y en la historia reciente de la digitalización y difusión de contenidos, aún se resiste el medio más antiguo, cuya última evolución tecnológica de importancia tuvo lugar hace ya 500 años: la escritura sobre papel, o su variante agrupada, el libro.
El mayor escollo para la difusión de los libros electrónicos -la expresión «libro digital» parece más acorde con la escritura Braille- no es su tamaño ni su calidad, sino el reproductor del medio. Leer un libro en un monitor de rayos catódicos, LCD, TFT o cualquier otra variante que requiera refresco es incómodo, provoca cansancio ocular y posible dolor de cabeza. Imprimirlo con las actuales impresoras y su tinta más cara que la sangre resulta casi menos rentable que comprarlo en edición de lujo.
Sin embargo, empiezan a surgir tímidos intentos de dispositivos que mimetizan la experiencia de leer un libro. El que está actualmente en boga se basa en la tecnología de tinta electrónica, que mantiene la imagen generada nítida y constante sin consumo eléctrico.
Una diferencia fundamental es que este aparato sólo tiene una página, en lugar de dos como casi la inmensa mayoría de libros. A mí no me parece necesaria la segunda, pues sólo existe para aprovechar al máximo la superficie del papel y duplicaría el precio del dispositivo. Otra de las principales limitaciones es la falta de olor a libro, aunque tampoco tiene su habitual capa de polvo. La próxima feature debería ser bañar la funda de cuero en olor viejuno.
Es posible que aún no sea la solución final™, pero creo que se trata de un paso en la dirección correcta. Esperemos que algún día llegue al mercado el papel electrónico flexible, tantos años rodeado de humo, y nos libere de los dispositivos rígidos.